La Alquimia, esa noble dama, tan denostada, tan enigmática y esquiva…
Hablar de Alquimia nunca deja indiferente, por el motivo que sea siempre suele atraer o repeler de forma apasionada, y despertar los instintos mas sublimes (la búsqueda de la verdad, de la unidad, de la trascendencia, de transformación interna…) pero también los mas bajos (la arrogancia, la codicia, la megalomanía, el dogmatismo, las ansias de poder, el engaño…). Nadie ha dicho que fuera un camino fácil, si es tu camino tendrás de lidiar con tus propios dragones… Y cada uno según su naturaleza, tiene de encontrar su propio camino para ello.
He creído necesario hablar aquí de Alquimia, porque sus principios y su filosofía impregnan muchas de las prácticas de las que trataremos en este espacio. No soy ningún adepto, ni pretendo aparentar nada que no soy. Unicamente intento comunicar y poner en práctica, lo mucho o poco que aprendo como simple estudiante de este arte, en pro de la mejora del ser humano y la felicidad de las personas.
Los alquimistas, se denominaban a si mismos Filósofos…
de ahí que la culminación de la gran obra sea llamada la ‘Piedra Filosofal’ y ¿cual es esta filosofía?, pues se trata de la ‘filosofía Hermética’, la filosofía de Hermes, un saber que desde el Egipto faraónico, los griegos (platonismo, pitagorismo…), el cristianismo esotérico, los árabes… Se despliega hasta día de hoy…
También en China y la India desarrollaron sus propias versiones de la alquimia, a través del Neidan o alquimia interna Taoísta en China, y el Rasayāna, (la vía del mercurio) en la India a través del Tantrismo y el Ayurveda principalmente. Opino que es muy significativo que en las tres tradiciones se trabajen con el mercurio como ingrediente principal a través de su mena, el Cinabrio, y también como concepto filosófico.
Y es en este aspecto filosófico donde centraremos nuestra atención, ya que nos da un marco único para comprendernos a nosotros mismos dentro del conjunto de la creación, y también nos da las claves para volver a nuestro centro si lo hemos perdido, recuperando así la alegría de reencontrarnos con nuestra vocación, para poder desarrollar plenamente el trabajo del alma que hemos venido a experienciar. Esta es la base de la terapéutica que se plantea, y para llegar a ello, nos valdremos del hilo conductor que nos aporta la astrología, y el amplio arsenal de remedios y criterio terapéutico de la Espagiria, y los trabajos personales, entre otras técnicas. Todo ello para lograr la disolución de lo que en Alquimia se conocen como ‘sales infectas’ devolviéndonos así a nuestra esencia.